martes, 18 de septiembre de 2018

Material para el tercer encuentro



5.  La tradición petrina de I Pedro: la Iglesia como Pueblo de Dios.

Vínculos entre 1 Pe y los escritos paulinos: hay estrechas relaciones entre esta carta -que fue escrita en Roma por un discípulo de Pedro en los años 80-90-  y el pensamiento paulino. Sobre todo es significativo el paralelismo entre 1 Pe y Rm.

La iglesia de Roma: comunidad fuertemente vinculada a sus orígenes judíos y más cercana a Santiago y Pedro  que a Pablo. [1]  Ya en la Carta de Clemente a los corintios aparecen Pedro y Pablo (en ese orden) como los pilares de la iglesia; ese mismo orden se mantiene en los primeros documentos de la iglesia de Roma: la aportación paulina es filtrada ahora por el prisma de la cristiandad petrina.

La eclesiología de 1 Pe: insiste en la descripción de la iglesia sobre el trasfondo de Israel, coherentemente con la imagen de la cristiandad romana que se acaba de describir.
            - la carta se dirige a gentiles convertidos unos años antes, que habitan en las regiones del 


Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. La mayor parte de esta área está al norte de la zona evangelizada por Pablo, y habría sido evangelizada por misioneros de Pedro y Santiago. Después de la muerte de Pedro, la iglesia de Roma se consideraba responsable de la continuidad de esa misión. Según parece, los destinatarios estaban soportando una dura prueba.
            - el primer capítulo ofrece una visión fundamental de la conversión y la vida cristiana. Estos presupuestos básicos del cristianismo están influidos fuertemente por el AT: el éxodo, la marcha por el desierto y la tierra prometida son motivos aplicados ahora a la vida cristiana.
            - las imágenes tomadas de la historia de Israel aparecen también en 1 Pe 2 aplicadas al culto.
            - el análisis del lenguaje demuestra que 1 Pe. conoce las mismas estructuras eclesiales que las Pastorales (presbítero, etc.), pero no insiste en el aspecto institucional, sino en la imagen de la iglesia como Pueblo de Dios, tomada del AT.

Aspectos positivos y negativos.
            + El problema de la comunidad destinataria de la carta era el sentirse excluidos del resto de la sociedad, que los consideraba una secta extraña. Por eso la tentación era volver al estilo de vida anterior (incluido el aspecto religioso) para evitar esa situación de alienación. Para neutralizar esta situación, el autor de 1 Pe. transfiere a la comunidad cristiana el orgullo israelita de ser “Pueblo de Dios”, con sus condiciones peculiares de ser y de vivir (cf. 2,9s).
            + Con esto se subraya que la pertenencia a la iglesia ofrece beneficios reales. Si se toma conciencia de la nueva dignidad y las nuevas relaciones que establece la persona con Dios y con el Pueblo de Dios al abrazar el cristianismo, se refuerza el deseo de pertenecer a este Pueblo [2].
            + Se subraya la dignidad sacerdotal del conjunto del Pueblo de Dios, lo cual establece a todos los creyentes en un status único, otorgado por medio del bautismo [3].
            - El principal aspecto negativo es el sentimiento de élite que puede generar un sentido exagerado de pertenencia. Esto tiende a mirar con menosprecio a “los de fuera”, y a recibir de ellos, como reacción, una actitud de rechazo. Nada de esto favorece la evangelización ni la comunión.
            + La solución de este problema -indicada ya en el AT- es que la dignidad de ser Pueblo de Dios, no presupone mérito alguno de parte del pueblo, sino sólo la gracia de Dios.
            - Otro problema de un exagerado sentido de pertenencia es subrayar hasta tal punto que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, que se llegue a olvidar la voluntad salvífica universal de Dios, y los elementos de verdad y santidad que hay fuera de la Iglesia, como ha señalado el Vaticano II.
            - 1 Pe. no parece tener en cuenta que los judíos se han considerado -y muchos aún se consideran- el Pueblo de Dios. Nuestra carta no menciona nunca a Israel, a los judíos, o la unión de los dos pueblos -judíos y gentiles- en uno [4].


6. El Cuarto Evangelio: la Iglesia, una comunidad de personas íntimamente unidas a Jesús.

Persona y comunidad: Si bien la noción de Cuerpo de Cristo de Col.-Ef. y la noción de Pueblo de Dios de 1 Pe. son bastante diferentes, ambas subrayan el aspecto comunitario. La tradición del Discípulo amado, en cambio, enfatiza la relación del cristiano individual con Jesús, de un modo que no tiene paralelo en el Nuevo Testamento [5]. Otro aspecto de la eclesiología de Juan es la presencia del Paráclito en el creyente. Aunque este segundo aspecto se relaciona con el primero será tratado aparte (en el nº 7).

Cristología y eclesiología en Jn.: la eclesiología de Juan está dominada por su profunda cristología. Los rasgos principales de ésta son:
   1) afirmación explícita de la preexistencia del Hijo de Dios.
   2) escatología realizada: la aceptación o no de la revelación del Hijo, ya constituye  “el Juicio”.
   3) el Hijo puede darnos la vida divina, porque como Hijo la ha recibido del Padre.
   4) el cristiano nace por la fe en Jesús, y a él tiene que continuar unido para tener vida.
            - para exponer esto, Juan usa símbolos vivientes (la vid) y no inertes (piedra angular).
            - en esta misma línea, Juan no habla de “entrar en el Reino”, sino de adherir a Jesús, por eso -para Juan-  Jesús no sólo es el “fundador de la Iglesia” sino que estar unido a él es “ser Iglesia”.
            - igualmente, con los sacramentos: Jesús no los “instituye” sino que él mismo da la vida divina, tanto por medio de “el agua y el Espíritu” (Jn.3) como por medio de su carne y sangre (Jn.6).
   5) la relación personal con Jesús es más importante que los cargos que hay en la Iglesia. 
            - nótese que a diferencia de Pablo -que señala la variedad de órganos del cuerpo y sus distintas funciones- Juan sólo señala la vid (Jesús) y los sarmientos (los cristianos).
            - aún más sorprendente es la ausencia total de la palabra “apóstol” en el Cuarto Evangelio, mientras que la figura destacada es “el discípulo a quien Jesús amaba” [6]. Así se enfatiza la dignidad común de  “discípulo”, y lo que confiere esta dignidad es el amor de Jesús.
            - la comparación entre este “discípulo amado” y Pedro es una constante en el Cuarto Evangelio (¡se los compara siete veces!) y siempre destaca la figura del discípulo amado [7].
            - este igualitarismo joánico incluye a las mujeres: la samaritana lleva a la fe a un pueblo entero; Marta pronuncia una confesión de fe que Mateo reserva a Pedro (Jn. 11,27); María Magdalena aparece como apostola apostolorum; Marta y María aparecen junto con Lázaro como “(discípulas) amadas de Jesús” (cf. 11,5) [8].

En resumen: la eclesiología de Juan se basa en su cristología: Jesús es el Hijo de Dios, fuente de la que mana la vida divina; él es la vid y el pastor; creer en Jesús y permanecer “en él” es estar salvado; él es quien vivifica a la comunidad por medio de los sacramentos; la única dignidad es la de ser discípulo de Jesús.

Aspectos positivos y negativos:
            + la relación individual con Jesús es un elemento imprescindible para una eclesiología sólida: la relación de amor con Jesús que formaba parte del seguimiento durante su vida prepascual, se mantiene como una necesidad intrínseca y permanente de la Iglesia. Una comunidad cristiana que olvide este aspecto, pierde vitalidad y desaparece.
            - una consecuencia negativa: se puede caer en el individualismo, si se exagera este aspecto.
            + un segundo aspecto positivo es la igualdad fundamental que Juan establece entre todos los miembros de la iglesia, destacando el valor de ser discípulo amado por Jesús.
            - Otros aspectos evaluables de la eclesiología de Juan serán expuestos a continuación.



[1] Brown asocia a Pedro y Santiago con una teología que no insistió en la circuncisión, pero sí en la observancia de ciertas costumbres judías y características del culto.
[2] Si, además, la vivencia concreta tiende a coincidir con este nuevo estado de cosas, es decir, si la iglesia es un lugar acogedor, participativo, que sabe celebrar, etc. aún más fuerte será este deseo de pertenencia
[3] En ningún lugar del Nuevo Testamento se llama “sacerdotes” a los ministros de la Iglesia.
[4] Ef. 2, 11-22 comparte gran parte del simbolismo israelita que usa 1 Pe., lo cual hace pensar que se trataba de una temática vinculada al bautismo.
[5] No se desconoce el aspecto comunitario, pues se lo expone en Jn. 10 con la imagen del pastor y del rebaño y en Jn. 15 con el simbolismo de la vid y los sarmientos. Pero se subraya mucho más la relación individual con Jesús.
[6]Apostolos” aparece sólo en 13,16 pero parece significar sólo “enviado”; además el contexto es peyorativo para el titulo pues dice que “el enviado no es más que quien le envía”. El término tampoco aparece en las cartas. El verbo apostellein aparece en 17,18. Por otra parte, sí se menciona a los Doce (Jn. 6, 67.70s; 20,24)
[7] Cfr. pp. 92s del libro que estamos resumiendo. El nº 7 es importante en el evangelio de Juan: presenta 7 testigos, 7 semeía, etc.
[8] Nótese el contraste que hay con las Pastorales y su doctrina de los “maestros oficiales” y su tratamiento peyorativo respecto de la mujer.

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