viernes, 7 de septiembre de 2018

Resumen del primer encuentro



1. La era sub-apostólica en el Nuevo Testamento.

            Llamamos “época apostólica” al segundo tercio del siglo I dado que, hacia el año 67, los tres apóstoles de los que tenemos un conocimiento detallado en el Nuevo Testamento -Pedro, Pablo y Santiago “el hermano del Señor- habían desaparecido de la escena. Santiago, hijo de Zebedeo, ya había sido martirizado al principio de los años 40, y de los demás apóstoles casi lo único que tenemos son sus nombres.
            Al último tercio del siglo I lo llamamos “época sub-apóstolica”, pues vive a la sombra de los grandes apóstoles de la época anterior, siendo la fidelidad a la memoria de estos grandes apóstoles su característica dominante. La mayor parte del Nuevo Testamento fue puesta por escrito en este período.
            A finales del siglo I y principios del siglo II tenemos la “época post-apostólica” donde ya aparecen escritos cristianos puestos bajo el propio nombre de su autor: las cartas de Ignacio, la carta de Clemente. Esta “tercera generación” ya no había tenido contacto directo con los apóstoles.
            En las siguientes secciones se estudiarán las iglesias detectables en el Nuevo Testamento, a


 través de los escritos sub-apóstolicos canónicos, tratando de determinar qué respuesta se dio en cada caso al problema de la continuidad eclesial ante la desaparición física de los grandes apóstoles.


2. Las Cartas Pastorales y la importancia de la estructura eclesial.

- Dificultades: la desaparición física del apóstol y la aparición de falsos doctores.
- Cambio de eje: de la actividad misionera al cuidado pastoral de los ya evangelizados.
- Respuesta a las dificultades: lograr una sólida estructura eclesial (epíscopos, presbíteros, diáconos).

- Funciones de los pastores:
            1) ser los maestros oficiales, aferrándose a la doctrina recibida y rechazando cualquier enseñanza innovadora.
            2) puesto que la iglesia es la “casa de Dios”, los pastores deben ser como los padres, administrando la casa, dando ejemplo y procurando disciplina.

- Virtudes de los pastores:
            - se les exige virtudes de tipo institucional (prudencia, sobriedad, respetabilidad) que garanticen una benéfica gestión al frente de su comunidad. Se supone la estabilidad del pastor en un lugar, y una gestión prolongada.
            - si bien se aprecian los dones carismáticos, se está dispuesto a sacrificarlos por otras cualidades más comunes que garanticen la armonía de la comunidad.

- Fundamento de la disciplina eclesial:
            1) Si la iglesia constituye una sociedad, las reglamentaciones -constitutivas o no- son un desarrollo natural, propio de la naturaleza de la Iglesia.
            2) Se puede cuestionar la sabiduría de los requisitos que cada iglesia ha establecido para sus pastores, pero el derecho de establecer dichos requisitos parece suponerse desde el principio.

Los tres elementos fundamentales de las Pastorales (aspectos positivos y negativos).

1) Estructura institucional sólidamente establecida, para preservar la tradición apostólica.
            - función principal de los sucesores de los apóstoles: conservar la sana doctrina.
            - no hay lugar para nuevas ideas.
            - los creyentes deben someterse a las autoridades, tanto religiosas como civiles.
            - suma importancia de la sucesión apostólica, en el plano institucional.
            - el mayor peligro: que este control oficial -que fue introducido en un momento de crisis- llegue a considerarse el modo de vida permanente o “normal” en la Iglesia.
            - otro peligro: el temor a nuevas ideas obstruye el crecimiento constructivo, el diálogo, la inculturación. En realidad, a veces el mayor peligro es la no existencia de ideas.
2) Las cualidades pastorales que se recomiendan son más administrativas que evangelizadoras
            - se privilegian virtudes como la prudencia, la sobriedad, el equilibrio.
            - la finalidad es una administración benevolente, eficiente y prolongada.
            - estamos bastante lejos del dinamismo y de la agresividad evangelizadora de Pablo.
            - de nuevo, el peligro es considerar como un estado eclesial ideal lo que fue una respuesta a un momento de crisis.
3) Visión dualista de la falsedad y la verdad.
            - el clima de controversia tiende a anular los matices y a favorecer polarizaciones.
            - no se deja lugar al pluralismo (que no sólo es bueno, sino inevitable).
            - fuerte distinción entre los dirigentes que enseñan, y los demás que callan y aprenden.
            - se favorece una estructura verticalista, sin participación de los inferiores.

Conclusión: aún señalando estos aspectos negativos, las pastorales muestran un enorme acierto al insistir en una administración firme por parte de maestros oficiales. Si esta propuesta ha tendido a dominar la historia de la Iglesia es precisamente porque funciona bien. Las comunidades que han ignorado este hecho, generalmente han tenido una vida corta.


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